“El trabajo con Casa Matilde es un modelo para otros países”: Lidia Serra, coordinadora de los proyectos contra la violencia de género en el sur de Quito de la Fundación Refugio Casa Matilde y Medicusmundi Mediterrània.

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LIDIA SERRA: Formada en Ciencias de la Educación, especializada en derechos humanos y acción social orientada a la transformación de las inequidades. En los últimos diez años ha coordinado proyectos de desarrollo en Bolivia, Perú y Ecuador, vinculados al acceso a la educación y la participación social.

Desde 2015 la Fundación Casa de Refugio Matilde y Medicusmundi Mediterrània trabajan juntas en la prevención y atención de la violencia de género en el Sur de Quito.

MMmed (por aquel entonces Medicus Mundi Catalunya), empezó en Ecuador trabajando en Guaranda, provincia de Bolívar, en 2012, con un proyecto de prevención de la violencia y promoción de los derechos sexuales y reproductivos, ejecutado con el Foro Provincial de la Mujer de Bolívar. También, junto con otras ONGD catalanas y ecuatorianas, participó en el Programa Alianzas para Bolívar, de promoción del desarrollo local de familias campesinas.

¿El trabajo en Quito cuándo se inició?  ¿Por qué se ha trabajado en el tema de salud, vinculado a derechos sexuales y reproductivos y el tema de violencia de género?

En Quito MMmed empezó en 2015. Se identificó a la Fundación Casa de Refugio Matilde como posible aliado de trabajo y, como aliados estratégicos, a la sala de primera acogida del Hospital Enrique Garcés y la Red de Prevención de la Violencia Intrafamiliar en el sur de Quito, la RAPVIFSUR. Se quería mejorar la capacidad de los profesionales de la salud para atender los casos de violencia y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres del sur de Quito. Viendo la complejidad de la problemática de la Violencia, se identificaron nuevos proyectos centrados en la atención y la prevención de la violencia contra las mujeres.

¿Cómo dirías que ha sido el trabajo en este tiempo con la Fundación Casa de Refugio Matilde?

Todo el equipo, tanto de Mmmed como de la FCRM, estamos aprendiendo muchísimo con estos proyectos. Para MMmed ha sido un área de trabajo bastante nueva, y se ha convertido en un modelo que se ha replicado en otros países. Ahora se están iniciando acciones de género en Mozambique a raíz de la experiencia de Ecuador. La problemática de la violencia en el Ecuador es fuerte, pero también hay mucha experiencia, mucha calidad profesional y compromiso. Para MMmed me consta que está siendo una oportunidad muy interesante y enriquecedora, y entiendo que a la inversa también.

Entonces, han trabajado en el tema de salud, pero ligado al tema de violencia de género.

Sí, el objetivo ha sido fortalecer a la Fundación y al sistema de salud del sur de Quito, en la atención misma de los casos de violencia. Digamos que esas son las dos grandes áreas que tiene el trabajo de MMmed en Quito: derechos sexuales y reproductivos y violencia de género.

¿Y en cuanto a la violencia de género, en qué aspecto se han enfocado los proyectos?

En la prevención y en mejorar la atención a las víctimas. Es decir, en superar patrones que reproducen violencia, trabajando con adolescentes en procesos educativos y de comunicación. Por otro lado, mejorar los servicios que ofrecen el sistema de salud y el resto de instituciones que trabajan en violencia en el sur de Quito, como la Red contra la Violencia Intrafamiliar (Rap Vif Sur). Se trata de mejorar las capacidades de los profesionales, los mecanismos de coordinación y los instrumentos de derivación de casos entre las instituciones, para que la atención sea más integral y que las mujeres víctimas de violencia no pasen de institución en institución, y se sientan mejor atendidas.

Entonces, puedes decir que en cierta medida se ha encontrado un nicho de trabajo. ¿Se siguen encontrando muchos más espacios en donde trabajar y temas para abordar?

Sí. Tiras de un hilo y te aparecen un montón de necesidades más. La complejidad de la violencia conlleva que no puedas ir rápido, para profundizar tienes que atender todo lo que va surgiendo. Por ejemplo, de repente vimos que no hay datos específicos sobre Violencia y de ahí salió la necesidad de una investigación que hemos incorporado este año. Lo que siempre cuidamos mucho es que queden capacidades instaladas en las instituciones públicas y privadas para que puedan garantizar una atención de calidad a futuro, sin necesidad de la cooperación internacional.

¿Eso es lo que se busca, un proceso que no genere dependencia sino autonomía en las instituciones?

Exactamente. Incluso, en los procesos de comunicación, no hacemos directamente los materiales, sino que hacemos procesos de reflexión conjunta, por ejemplo sobre qué material es más necesario publicar para que luego tenga un mayor impacto. No buscamos imprimir un bolso con el logo y punto. Sino que el proceso mismo de crear los materiales sea un proceso de reflexión institucional junto con la población.

¿La idea sería que los actores se apropien y lo incorporen a su trabajo?

Eso es. Todo parte de la sensibilización. Eso es algo que Casa Matilde también defiende: la importancia de cambiar la mentalidad de los profesionales de las instituciones para que realmente esas personas se vuelvan sensibles al tema de la violencia de género y no sólo participen de la actividad fríamente. Cuando se hacen formaciones, por ejemplo, no buscamos solo una transmisión de conocimientos, sino unos espacios vivenciales de reflexión profunda, que en muchos casos suponen superar bloqueos personales.

Ahora coordinas el proyecto “Por una vida libre de violencia en el Sur de Quito”. ¿Cuáles son las líneas de trabajo y qué se busca?    

Este proyecto es la tercera fase de lo que venimos trabajando en Quito MMmed y la Fundación y tiene tres líneas de trabajo: una de comunicación, otra de formación y sensibilización del personal de salud y las lideresas de los barrios, y otra de investigación.

¿En comunicación cuál es el objetivo principal?

En el primer proyecto empezamos con la sensibilización con jóvenes y así vimos la motivación que tienen en temas comunicacionales. Podemos decir que las dos primeras fases se centraron en que los jóvenes desarrollasen materiales de comunicación. Y en esta tercera fase queremos hacer más énfasis en la difusión de los materiales y, con la experiencia de los dos años anteriores, ayudar a instituciones del sur de Quito a diseñar su propia línea comunicacional y/o de sensibilización. La idea es ayudarles a reflexionar sobre si los materiales están siendo útiles o no, y pensar juntas cómo podemos contribuir a que se haga algún nuevo material con mucho más sentido y pertinencia para las mujeres que sufren violencia.

¿En el tema de formación y sensibilización a profesionales?

Esto ya se abordó en las fases anteriores, con capacitaciones a profesionales de la salud y la educación, tanto de colegios como de centros de salud y del Hospital Enrique Garcés, en temas de violencia, de atención a las víctimas y de garantía de los derechos sexuales y reproductivos. Nos dimos cuenta que hay mucha necesidad de formación y que tiene que ser un proceso constante en la vida del profesional. Vimos que todavía hay mucha debilidad en el conocimiento de la norma técnica de atención emitida por el MSP. También entendemos que es difícil la asistencia a talleres por la falta de tiempo, pero en estos años, se ha contribuido a articular la red de salud y descentralizar los casos que recibe el hospital desde los centros de salud de los barrios. Así surgió la idea de hacer un pequeño comité con personas del hospital y de algunos centros de salud que estén ya más sensibilizadas en la materia, y mejorar la atención en alianza entre ellas. Crear una especie de red donde se apoyen mutuamente y donde se puedan derivar casos de violencia una manera más rápida y efectiva.

¿Cuál sería el objetivo de la formación con las lideresas barriales? 

Un componente que nos habíamos descuidado en otros años es el trabajo con las mujeres directamente en los barrios. Esto surge al detectar que se desconoce realmente qué está pasando en el sur de Quito en cuanto a violencia. A partir de ese desconocimiento hemos querido trabajar directamente con las lideresas para reflexionar con ellas, conocer como ellas viven la violencia en los barrios y fortalecer su capacidad de atención e incidencia.

¿Por esa falta de datos se ha buscado entonces incluir un eje de investigación?

Sí, por eso mismo. Buscamos que nos dé luces, más académicas, sobre qué factores afectan y están afectando en el sur de Quito en cuanto a la violencia de género. Qué dinámicas, qué patrones, qué sistemas sociales están contribuyendo a que se reproduzca el patrón de la violencia. Este año hemos centrado la investigación en las mujeres que sufren doble discriminación: que viven violencia y además están en situación de movilidad humana, mujeres en situación de refugio, mujeres migrantes de europa y de otros países de la región andina.

¿A futuro, qué planes tienen, qué están pensando trabajar o continuar trabajando con el tema de la violencia vinculado a salud en el sur de Quito?

Todos estos años hemos visto que uno de los factores que hace que las mujeres a veces no logren salir del círculo de la violencia es la falta de recursos propios. La dependencia económica del agresor. Estamos identificando una línea de trabajo basada en la sostenibilidad económica de las mujeres, con un nuevo proyecto de formación ocupacional y oportunidad económica para mujeres que están sufriendo violencia. Buscando alianzas con empresas para que ocupen a las mujeres o que la misma Fundación Casa Matilde cree una línea productiva, económica, para que esas mujeres se empleen ahí.  Este sería nuestro gran reto en un futuro próximo.

Entrevista realizada por Lucila Donoso

Periodista – comunicadora, colaboradora de la Fundación Casa Refugio Matilde y medicusmundi mediterrània

La experiencia de Casa Matilde en un libro

 

En noviembre de 1997 publicamos nuestro libro «Un lugar para pensar en mi, en ti y en nosotras», que sistematiza la experiencia de los seis primeros años de experiencia de lo  que en ese tiempo se llamaba solamente la Casa de Refugio para Mujeres y Menores.

En este libro, que ahora llamamos «el libro verde» logramos plasmar la metodología de trabajo en la Casa de Refugio, pero también cómo fueron sus inicios y los resultados e interrogantes del trabajo relacionado con la violencia de género.

El libro está dividido en tres etapas: la primera de conformación de la Casa de Refugio; la segunda de transición y la tercera de fortalecimiento y elaboración. Al final se incluyen aspectos relacionados con el equipo y sus acciones, resultados e interrogantes y conclusiones.

Esta publicación de 270 páginas, como se explica en la introducción «es una parte del compromiso asumido en términos institucionales y personales para contribuir al conocimiento de la violencia y encontrar caminos que nos lleven a mejorar las maneras de intervenir el problema».

Es un libro que, está más alejado de ser una guía metodológica y está más cerca de ser una publicación que invita a la reflexión, que plantea preguntas a partir del trabajo con el tema de violencia y que deja abierta la posibilidad de varias respuestas.

«Exponemos los supuestos sobre los que se fundamentó el trabajo, con el ánimo de generar crítica y reflexión, distanciándonos de la repetición dogmática, que cierra la posibilidad de búsqueda y de diálogo». (pág 20)

«Hemos tenido mucho cuidado en no ideologizar los aportes ni las reflexiones que hacemos acerca del problema. Hemos evitado, asimismo, teorizar por teorizar, buscando, más bien, rescatar la práctica cotidiana y, a partir de ella, extraer ciertas conclusiones». (pág 22)

En la primera parte se trata de la Conformación entre 1990 y 1992 del servicio de albergue, la constitución del equipo inicial y su dinámica, la formulación de la primera propuesta metodológica de intervención en el problema de la violencia y la experiencia con las mujeres atendidas en esa etapa.

La segunda etapa, entre 1992 y 1994, que se denomina de Transición, se caracterizó por muchos cambios. Se revisó la propuesta metodológica, se hizo hincapié en el movimiento y la dinámica interna del equipo, se plantean interrogantes conceptuales y prácticos sobre la Casa de Refugio.

En la tercera etapa (1194-1996) es la llamada de Fortalecimiento y Elaboración es el período en que se trabaja con un equipo consolidado y decidido a encontrar respuestas surgidas en la práctica. Se incorporaron nuevos elementos y se amplió la visión sobre la violencia en la relación de pareja.

Entre las conclusiones se destaca: «una parte importante de nuestra metodología fue mantener una permanente revisión de la propuesta de intervención e incluir en esta dinámica criterios de flexibilidad, respeto y tolerancia entre nosotras y con las usuarias» (p. 230).

En cuanto al trabajo en equipo se afirma: «nos parece fundamental concederse tiempo para analizar las experiencias de la práctica en su inicio y durante su desarrollo, independientemente del tipo de servicio que se ofrezca: albergue, consulta externa, orientación individual o de grupos» (p. 232).

El libro ahora ya no está disponible para la venta, pero sigue siendo un referente en el tema del tratamiento de la violencia de género, de la experiencia de albergue de mujeres. También es uno de los pilares a partir del cual seguimos en constante búsqueda y mejora de la metodología de trabajo en la actual Fundación Casa de Refugio Matilde.

Las autoras fueron: Rosario Gómez Santos, Anna Cristina Ruiz Morales y Maritza Segura.

La educadora y exministra de Educación, Elsa María Castro escribió sobre este libro:

«Retrospectiva válida de una experiencia. (Este libro) sirve para que en el país se lean y relean sus contenidos porque son las bases de una alternativa que aborda uno de los temas más complejos que enfrenta el país».

29 de septiembre: Natalicio de Matilde Hidalgo Navarro de Procel

Loja, 29 de septiembre de 1889, natalicio de Matilde Hidalgo Navarro de Procel

La Fundación Casa de Refugio Matilde, al recordar el natalicio de Matilde Hidalgo Navarro, rinde homenaje a la mujer cuyo legado, por su vida, su lucha por los derechos de las mujeres y los derechos ciudadanos, se constituyó en la inspiración para poner el nombre de MATILDE a la Fundación Casa de Refugio.

Con el equipo de trabajadoras de la Casa de Refugio para Mujeres y Menores, como se llamó inicialmente este servicio, escogimos el nombre de Matilde Hidalgo Navarro de Procel, porque tuvimos la oportunidad de leer su biografía, de conocer su perseverancia y tenacidad por lograr sus propósitos, su defensa y ejercicio permanente de sus derechos a la educación ( fue la primera bachiller y primera médica de Ecuador) derecho a la participación política ( primera mujer que sufragó en América Latina, primera concejala y diputada), derecho ejercer la academia ( profesora en facultades de medicina y enfermería) .

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Matilde Hidalgo de Procel, pionera en la lucha por los derechos de las mujeres en Ecuador y América Latina.

Es una buena oportunidad para felicitar y agradecer a la periodista Jenny Estrada, biógrafa de Matilde, quien personalmente compartió con nosotras, anécdotas de su relación con la Dra. Hidalgo de Procel, en el acto solemne que organizamos en Quito, el 24 de junio del año 2000, cuando se formalizó el nombre de Fundación Casa de Refugio Matilde.

Nos inspiró su admiración y práctica en su vida cotidiana y los avances logrados por la revolución alfarista. Por ello la Fundación Casa de Refugio se define como una Organización No gubernamental con enfoque laico para el desarrollo del trabajo que realiza desde hace 27 años por el derecho a una vida libre de violencia de género para todas y todos.

Matilde Hidalgo Navarro de Procel, es nuestra mentora, porque constituye un ejemplo para todas las mujeres, cuando, al responder a la discriminación y la violencia de esta sociedad patriarcal y machista, necesitamos fortaleza y perseverancia como lo hizo Ella, hace 128 años, en la ciudad de Loja y luego en diversas ciudades del país, donde le tocó vivir y defender sus derechos.

Nos llaman “LasMatildes”, con mucho orgullo y compromiso para hacer honor a nuestra mentora y esperamos que su vida y legado inspire a muchas/os más.

Hoy a propósito de la conmemoración de los 128 años de su nacimiento queremos compartir un extracto de su poema:

Matilde Hidalgo de Procel:

Nació en la ciudad de Loja el 29 de septiembre de 1889

Primera bachiller de Loja y del país; primera licenciada en medicina por la Universidad del Azuay; primera médica del Ecuador por la Universidad de Quito; primera sufragista del Ecuador y de América Latina; primera mujer vicepresidenta de un consejo cantonal; primera mujer jefe político; primera diputada electa en comicios populares. Maestra, política, profesional, funcionaria pública, esposa, madre y ciudadana ejemplar.

*Citas. Una Mujer total. Matilde Hidalgo de Procel, biografía y poemario, Jenny Estrada, La Cemento Nacional C A; Quinta edición, 1997

*Pie de foto: creación de la Fundación Casa de refugio matle, 24 de junio de 2000, Jenny Estrada y Rosario Gómez Santos, fundadora de la Fundación, con una foto de Matilde Hidalgo.

*Conozcan más sobre esta extraordinaria mujer viendo «Matilde», producción de Cesar Carminiani: http://youtu.be/pVuLPpmRYoo