Última encuesta sobre violencia a la mujer 2019

El pasado 25 de noviembre se publicaron los datos de la nueva Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres (Envigmu) que recoge datos actualizados sobre actos violentos que han experimentado mujeres ecuatorianas mayores a 15 años de edad.

Esta es una herramienta estadística que aporta a visibilizar la violencia contra las mujeres en nuestro país. Los datos completos se los puede obtener en esta presentación del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC): Datos ENVIGMU 2019

Uno de los primeros datos que destacan en esta encuesta es: 65 de cada 100 mujeres en el Ecuador han experimentado por lo menos un hecho de algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Este indicador nos dice que hay una alta prevalencia de violencia contra las mujeres en nuestro país. Y en los últimos 12 meses, según la encuesta, 32 de cada 100 mujeres han experimentado algún tipo de violencia.

También se destacan los datos obtenidos sobre los roles femeninos y masculinos. Uno de ellos muestra que 27 de cada 100 mujeres creen que una buena esposa debe obedecer a su esposo en todo lo que él ordene. Mientras que, 86 de cada 100 mujeres creen que tienen el mismo de derecho de trabajar y ganar dinero.

La encuesta incluye por primera vez a la violencia Gineco-Obstétrica y la diferenciación entre los ámbitos de investigación (en pareja, escolar, laboral, social y familia), basándose en lo establecido en la nueva Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. La encuesta se aplicó a 20.848 viviendas del país en zonas rurales y urbanas.

Compartimos aquí algunos de los datos de esta investigación estadística proporcionados por el INEC:

Iván Zahínos: los próximos proyectos apuntarán hacia la incidencia política

Iván Zahínos, director de relaciones internacionales de Medicus Mundi Mediterránea con sede en Barcelona – España, visitó Quito el pasado mes de agosto, con el objetivo de realizar un seguimiento de la relación que mantiene la organización con la Fundación Casa de Refugio Matilde y establecer los objetivos a futuro. 

En el 2015 Medicus Mundi Mediterrànea inició la relación con la Fundación Casa de Refugio Matilde. En estos cuatro años, como cuenta Iván, el trabajo se ha centrado en fortalecer el funcionamiento del albergue para mujeres víctimas de violencia de la Fundación, en prevención e investigación y también apoyar la labor que realizan en red con otras organizaciones a través de la Red Rap Vif Sur (Red de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar en el Sur de Quito). “Nuestro objetivo es intentar que esa articulación entre los actores sea lo mejor posible, y que cualquier mujer que venga de una situación de violencia, sienta que tiene una atención integral, porque la Fundación ha liderado, de alguna forma, esa coordinación de la red de entidades del sur”, expresó.

En esta entrevista, Iván nos explica que su objetivo a futuro es apoyar a que las mujeres que egresan del albergue logren salir del ciclo de la violencia al contar con autonomía económica y también abrir una línea de incidencia política junto con otras organizaciones para presionar por un apoyo más permanente del estado ecuatoriano. En ese sentido expresó su preocupación por el contexto “complicado” de las políticas públicas del país.

Además, nos explica ejemplos en lo que la labor de la Fundación Casa Matilde sirve como “una escuela” para aprender experiencias exitosas y luego replicarlas en otros países donde Medicus Mundi trabaja como en Bolivia y Bosnia Herzegovina o Mozambique.

¿Cuál es el objetivo de la visita en este año?

Por motivos operativos y cuestiones de más largo plazo, más estratégicas. Por un lado, hacer el seguimiento de las intervenciones de los proyectos que tenemos en marcha, que están funcionando bien. El segundo era valorar con las compañeras de la Fundación, qué estructura queremos darle a la relación que tenemos. Y el tercer objetivo es siempre la visión más a largo plazo. Nosotros nos hemos centrado mucho en unas líneas que eran el apoyo a la Casa de Refugio Matilde, al albergue.

¿Cuáles son las líneas de trabajo a futuro luego de apoyar al albergue, la investigación, prevención y fortalecer el trabajo en red en el sur de Quito?

¿Hay que continuar haciendo lo que hemos hecho hasta ahora? Yo creo que sí, porque la necesidad está ahí, pero después de hablar mucho con las compañeras, un poco después de la experiencia, vemos que hay dos líneas que son el futuro de las estrategias que queremos llevar a cabo. 

Una, es que estamos empezando a poner el pie en todo lo que es la formación ocupacional y medios de vida y creación de oportunidades laborales para las mujeres que ingresan a la Casa, para cuando salen. Y bueno eso está empezando a consolidarse, pero ahí hay muchísimo trabajo que hacer, y eso lo vemos básico.

¿Por qué trabajar en ese sentido, apoyar en el momento del egreso de las mujeres del albergue?

Nuestra especialidad es el tema de la salud, pero tenemos también un abordaje muy amplio al tema de la salud desde los determinantes sociales. Da igual el tema en que trabajemos, pero siempre es intentar que el impacto que tengamos siempre sea el más sostenible posible. Entonces lo que vemos y nos transmiten dentro de la Casa Matilde, es que el tema de la salida de la Casa es donde evidentemente se percibe más el riesgo, de que realmente una mujer no consiga salir del ciclo de violencia, si no tiene autonomía, al final acabe regresando. Con lo cual el impacto y la sostenibilidad de lo que has venido trabajando con esa mujer, puede quedar en entredicho, desafortunadamente para la mujer. Entonces, ya hay todo un trabajo que se está haciendo que evidentemente, se pueden mejorar, que tiene un estándar de calidad muy bueno. Si logramos realmente que la gente que sale de la Casa, salga con oportunidades reales a nivel de independencia económica, pues ahí habremos logrado un impacto más sostenible de calidad, de autonomía para las mujeres. Es complicado, es complejo que entra ya todo el tema del mercado laboral, que no está fácil, pero bueno, vamos a intentar entrar ahí. 

¿Y la segunda línea de trabajo a futuro?

La otra, que es algo que no sólo es característico de Ecuador, es algo que vemos en otros países de los que trabajamos en tema de derechos de mujeres y violencia, es el tema de la incidencia política para que realmente las políticas que existen, se conviertan en presupuestos objetivos que apoyen a los servicios, en este caso a atención, pero que esas políticas contemplen presupuestos para trabajar en prevención.

Por lo que vemos aquí en Ecuador la Casa Matilde recibe un 30% de apoyo del Estado en el funcionamiento del albergue. Es poco, porque aparte hay que pelearlo mucho, el dinero no cae con una cierta previsión, hay momentos en los que hay vacíos, cada año es una incertidumbre si va a llegar o no, entonces no permite diseñar estrategias a más largo plazo. En otros países ese 30% ni existe. En este año, cuando las compañeras fueron a Barcelona, vimos que allá las casas públicas están mantenidas al 100% por el Estado. Entonces yo creo que es una diferencia sustancial en la calidad de la atención que se le puede brindar a las mujeres. Que realmente tengan los servicios, tengan un presupuesto adecuado para el servicio que se está brindando, y por supuesto, un presupuesto estable que permita tener un equipo de trabajo estable.

¿Esta incidencia política sería con un trabajo en red, con vinculación con otras organizaciones?

En la red hay gente con diferentes especialidades. Ahora por ejemplo hemos tenido una reunión con SURKUNA que tiene toda una línea más desde el punto de vista del apoyo legal, jurídico que es súper necesario. Pero el denominador común que tenemos son los derechos de las mujeres, nosotros tenemos especialidad más en el tema sanitario, otros en oportunidades educativas, pero evidentemente en la incidencia política, es un tema común. Necesitamos que las políticas no solo se queden en el papel, sino que se transformen en un presupuesto, y eso en Ecuador, bueno hay avances, pero todavía está lejos de ser una norma.

¿Cómo sería esta campaña de incidencia política?

Yo creo que la campaña, las líneas de la incidencia se tienen que diseñar en conjunto con todas las instituciones de aquí. Nosotros nos vamos a sumar a eso, no es que tengamos la varita mágica. Pero creo que intentar diseñar una campaña en la que las instituciones se sientan confortables, cómodas y que toque los elementos comunes, y que tengamos una campaña estable, durante un cierto tiempo de trabajo de lobby a las autoridades públicas. Si logramos el impacto, perfecto, si no logramos, también, pero por qué no hacerlo.

Pero ese es el objetivo, que cualquier proyecto que hagamos, sea más grande o más pequeño, tenga esa línea de incidencia.

Luego de esta visita a Quito ¿cómo has visto el avance de los proyectos?

Yo creo que los proyectos están funcionando bien, los objetivos que se habían marcado se están cumpliendo, es decir, el funcionamiento de la casa, la colaboración y la formación de profesionales sanitarios, el tema de las campañas de sensibilización, el tema de empezar esa línea de capacitación y oportunidades de empleo para mujeres, se están logrando. Sí que me preocupa un poco más el contexto, de lo que vengo escuchando.

¿El contexto en cuanto a políticas públicas?

Si es verdad que a lo largo de las visitas, hubo años en los que sientes que tu proyecto, tiene un empuje que ya no es propio del proyecto, sino del contexto. Es decir, que la sociedad civil, las políticas públicas, etc están ahí en una dirección. Y sientes que te sumas a eso y eso es genial. Pero ahora, la percepción que he tenido, es que estamos otra vez en contra corriente a la tendencia que va el país. Hay menos inversión pública, se están despidiendo funcionarios del estado, servicios que antes estaban en marcha, se están cerrando. Entonces pues sí, eso evidentemente dificulta, es cómo que el esfuerzo que haces, te cuesta el triple, si realmente el país no camina en esa dirección. Y aparte de eso, de la política del país, que hay una cierta crisis en el sector público, es que también hemos tenido contacto con personas que está trabajando en temas de migración y movilidad humana, y hay una doble realidad de una menor capacidad de ofertar servicios, y más demanda, no solo de gente de aquí sino de gente de fuera, que tienen una problemática aparte, súper difícil de movilidad humana con la población colombiana y venezolana. Entonces sí que el contexto que he visto, pues está complicado.

A diferencia de otros años…

Si, otros años Ecuador seguía como subiendo en crecimiento, también la gente tenía una sensación de dignidad de que el país va para arriba y más optimismo. Ahora en todas las reuniones que hemos ido, la gente anda un poco más quejándose, más pesimista y más realista al mismo tiempo.

Comentabas que el trabajo de la Fundación Casa Matilde ha servido como modelo para otras iniciativas en países ¿nos puedes dar un ejemplo?

Nosotros trabajamos en diferentes países, en temas de derechos de mujer, pero Ecuador es un poco la escuela. Muchas de las ideas que sacamos, y que intercambiamos, como la del trabajo en red, vienen de acá. Por ejemplo, cuando se diseñó aquí el mapeo georeferenciado de todas las instituciones que trabajan en temas de atención, prevención, que son parte de la red y tuvo un éxito. Pues eso yo lo tomé como algo de referencia, y lo hemos introducido en proyectos en Mozambique que se van a empezar a hacer ahora. Porque es un punto importantísimo, las instituciones, más o menos se conocen todas, van a las reuniones, pero no tienen muy claro que hace cada una, ni dónde están, ni qué servicios tienen. Y no te digo los funcionarios públicos, vienen casos que dicen, ¿qué hago con esta mujer, a dónde la envío? También con el Centro de Atención Integral de la Casa de Refugio Matilde. En Bosnia nosotros trabajamos con una fundación local muy potente, y trabaja en una red de casas de acogida. Pero en toda la ciudad, en la capital en Sarajevo, no existía ningún centro de atención integral. Entonces, a partir un poco del modelo y adaptándolo, formulamos la idea de abrir ese primer centro de atención, que se inaugura en septiembre. Entonces si es verdad que el modelo de atención y funcionamiento que tiene la Fundación Casa Matilde y el trabajo en red que hacen, nos da muchas ideas. Y eso lo intentamos maximizar con los esfuerzos que hacemos entre las delegaciones de los países en los que nosotros trabajamos.

La Fundación Casa de Refugio Matilde desde sus inicios incorporó a los hombres en el trabajo contra la violencia a la mujer. En uno de los proyectos que están en marcha se está trabajando en el tema de nuevas masculinidades, ¿por qué tienen este interés en trabajar en ese aspecto?

Yo siempre creo que el interés sale de las demandas y comentarios que hace la gente que está en el terreno. La idea de que estamos trabajando una problemática social que afecta directamente a la mujer en todos sus aspectos, desde un punto de vista muy integral. Nosotros entramos por la salud y luego nos dimos cuenta que esto no es solo salud, hay un componente social, económico, legal. Ahora las instituciones que están trabajando en este tipo de movimientos de la sociedad civil, lo que se están dando cuenta, es que para la transformación real, hay que incorporar también la visión del hombre, ese rearmar de las masculinidades. Y ahí fue que empezamos a plantearnos el trabajar no solo con grupos de hombres este tema sino también con grupos de mujeres.

Nos están haciendo esta demanda de incorporar el tema de masculinidades también en Bolivia, Mozambique, en Bosnia. Entonces la idea es un poco a partir de la experiencia aquí, llevarla allá, adaptarla al contexto, pero continuar expandiendo este trabajo.

Entrevista y fotos: Lucila Donoso


Ivan Zahínos es Licenciado en Estudios de Salud y tiene un Master de Salud Pública por la University of South Africa. Es director de relaciones internacionales de Medicus Mundi Mediterránea, organización con la que trabaja desde el año 2005. Ha trabajado en Bosnia y Herzegovina, El Salvador, Mexico, Guinea Ecuatorial, Angola, Mozambique, Kosovo, Ecuador, Bolivia, Burkina Faso y los Campamentos Saharauis de Argelia. Es activista en la defensa del derecho a la salud, siendo miembro del People Health Movement.

Albergues Humanos: para manejar emergencias

ALBERGUES HUMANOS, Una propuesta para manejar albergues de emergencia, es una de las publicaciones de la Fundación Casa de Refugio Matilde

*Se publicó en julio del 2001 para rescatar las experiencias vividas en la fundación cuando acogió en 1999 y 2000 a familias evacuadas por los deslaves ocurridos en el centro de Quito y también de Lloa, población cercana al volcán Pichincha que debió evacuar debido al riesgo de erupción. 

*El documento propone y aporta, a partir de estas dos experiencias, las bases principales para manejar albergues de emergencia, de albergues humanos, es decir albergues donde todo gire alrededor de las personas. 

*Además muestra historias, testimonios de quienes debieron ser evacuados, del equipo que apoyó en el albergue, en una narración sencilla y de fácil comprensión.

El Ecuador, como se dice en la presentación escrita por Rosario Gómez Santos, directora ejecutiva en ese momento de la Fundación Casa de Refugio Matilde, «es un país donde ocurren desastres con frecuencia. En los últimos años, por su ubicación geográfica y sus condiciones naturales, hemos vivida muchas emergencias» y esta realidad no ha cambiado desde que se publicó el libro en el 2001, por lo que nos parece importante el aporte del mismo para el manejo de albergues en momentos de emergencias.

Compartimos a continuación las principales propuestas y preguntas que se hacen en este documento para casos de atención en emergencias:

«Luego de la destrucción de sus hogares, ellos también traen sus costales, maletas y su tristeza» (p. 23)

PROPUESTAS: (página 15: del capítulo Cortes hacia lo incierto)

*La gente que atiende una emergencia debe tomar en cuenta lo imprevisto, lo sorpresivo, lo nuevo de cada crisis. Saber que la normalidad se truncó y que en estos momentos extra cotidiano todo funciona de otra manera.

*En un desastre se reduce la capacidad de pensar. Por ello, el equipo que se encargue del funcionamiento de un albergue, debe afinar su capacidad de actuar intuitivamente.

*El equipo que trabaja con lo imprevisto, debe ser flexible, estar dispuesto a alterar el rumbo, estar sensible a los cambios y a los sentimientos propios y de los albergados.

PREGUNTAS:

¿cómo atender a personas en estado de crisis?

¿Cómo prepararse, en la normalidad, para funcionar en etapas anormales?

¿Hasta dónde llega una emergencia? Aún siendo lo más importante, ¿es solo para salvar vidas?

PROPUESTAS: (página 33 al final del capítulo 1 «El refugio un solo impulso» )

*La emergencia no termina con el resguardo de las vidas porque las secuelas del desastre continúan dentro de los refugios.

*Un albergue debe brindar las facilidades para que las necesidades más básicas y cotidianas se cumplan. Estas actividades son importantes por los sentimientos que las acompañan.

*Los alimentos deben prepararse en el mismo albergue. Esto ayuda a los albergados a nutrirse de comida y de afecto. Cocinas también reafirma los lazos solidarios.

PREGUNTAS:

¿El refugio debe contentarse con atender las necesidades básicas de comida y alojamiento? ¿Esto es suficiente para atenuar la emergencia?

¿Cómo el equipo puede contribuir a que los evacuados den un paso más en su recuperación?

¿Cualquier institución está preparada para entrar en emergencia sin que peligre su personal y su misma existencia?

PROPUESTAS . (página 42 Capítulo «El albergue recrea un hogar»)

*El objetivo de un albergue debería ser ayuda a atenuar la crisis a los evacuados para que ellos vuelvan, con su propio esfuerzo y hasta donde sea posible, a la normalidad»

*Para ello, un albergue debe ofrecer un ambiente de respeto, tolerancia y aceptación. Solo en una atmósfera así se puede procesar la emergencia. Más que un refugio, debe ser un hogar temporal.

*El equipo de un albergue debe permitir el desahogo emocional de los afectados. Por tanto, un refugio no solo es la infraestructura física; el personal es fundamental para permitir la evacuación y la continencia.

PREGUNTAS:

¿Pueden los albergados superar completamente su crisis en el mismo albergue? ¿Salir del refugio equivale a salir de la emergencia?

¿La estadía en un albergue difiera entre grupos de distinta composición? ¿en qué aspectos varía?

¿Cualquier grupo puede llegar a la etapa de elaboración de la emergencia?

PROPUESTAS: (página 50) Lloa y deslaves: dos casos opuestos)

*Un albergue debe tomar en cuenta las características específicas de los grupos humanos a los que atiende y el momento de la emergencia que vive. Se debe tratar de conocer la composición de los albergados.

*En especial se debe averiguar si ellos conforman un grupo o no, ya que el equipo ampliado de un albergue está conformado por los mismos evacuados.

*El albergue debe tratar a cada emergencia como un evento nuevo y atender diferencialmente.

PREGUNTAS:

¿La experiencia del albergue se agota con lo sucedido entre los evacuados y el equipo? ¿Existen más actores que intervienen en el evento?

¿Luego de la salida del albergue ¿los albergados deberían seguir participando de algún tipo de terapia?

¿La composición de los grupos, determina diferentes tipos de acciones para edades o sexos distintos? ¿Cómo interfiere el hecho de que en las dos emergencias la mayoría eran niños y niñas, jóvenes de ambos sexos?

PROPUESTA: (capítulo 58: Lo externo gravita en lo interno)

*Una idea fundamental para el albergue es hacer que las ayudas externas se adapten al funcionamiento interno del albergue y no al revés.

*En un refugio de emergencias, debe existir una coordinación con las instituciones de apoyo externo y se debe establecer un mejor sistema de información para saber qué tipo de ayuda se requiere.

*Un flujo tan intenso de personas requiere que el albergue posea un espacio físico adecuado para su atención.

PREGUNTAS:

¿Cómo se puede coordinar mejor al personal de apoyo que llega al albergue? ¿Existe un criterio para discriminar y organizar mejor esta ayuda externa?

¿Cómo encaminar o encausar los distintos tipos de ayudas, con diversos criterios de lo que se debe hacer, en el principal objetivo del albergue?

¿Qué se puede hacer en el refugio con las contribuciones que no tienen que ver con la convivencia en su interior?

ALBERGUES HUMANOS (ficha)

Quito, julio 2001
Edición y textos: Patricio Rivas Mariño
Diseño y diagramación: Luis Argüello
Impresión: Imprefepp

Boletín lideresas del Sur de Quito

En mayo de 2019, se publicó el Boletín del grupo de Lideresas del Sur de Quito: «La Voz de las Lideresas del Sur de Quito» con el apoyo de la Fundación Casa de Refugio Matilde y Medicus Mundi Mediterrània y el financiamiento de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y Gobierno de Cataluña.

Este boletín contiene información sobre la violencia que sufren las mujeres en el sur de Quito y propuestas prácticas sobre qué hacer en casos de violencia de género (VG).
Es el resultado de un proceso de capacitación teórica y práctica, en el
2018, sobre la violencia de género, la forma de prevenirla y atenderla
bajo la responsabilidad de la Fundación Casa de Refugio Matilde
(FCRM).

Este documento cuenta con un cuadro de instituciones de las zonas Eloy Alfaro y Quitumbe del Sur de Quito donde las mujeres pueden acudir a pedir ayuda si están viviendo violencia.

Las lideresas del Sur de Quito son un grupo de mujeres de diversas organizaciones y agrupaciones barriales mixtas. Varias de ellas participaron en la Veeduría Ciudadana a los fondos municipales destinado al problema de la Violencia de Género (2008-2010).

DESCARGA EL BOLETIN LA VOZ DE LAS LIDERESAS DEL SUR DE QUITO AQUI

“El trabajo con Casa Matilde es un modelo para otros países”: Lidia Serra, coordinadora de los proyectos contra la violencia de género en el sur de Quito de la Fundación Refugio Casa Matilde y Medicusmundi Mediterrània.

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LIDIA SERRA: Formada en Ciencias de la Educación, especializada en derechos humanos y acción social orientada a la transformación de las inequidades. En los últimos diez años ha coordinado proyectos de desarrollo en Bolivia, Perú y Ecuador, vinculados al acceso a la educación y la participación social.

Desde 2015 la Fundación Casa de Refugio Matilde y Medicusmundi Mediterrània trabajan juntas en la prevención y atención de la violencia de género en el Sur de Quito.

MMmed (por aquel entonces Medicus Mundi Catalunya), empezó en Ecuador trabajando en Guaranda, provincia de Bolívar, en 2012, con un proyecto de prevención de la violencia y promoción de los derechos sexuales y reproductivos, ejecutado con el Foro Provincial de la Mujer de Bolívar. También, junto con otras ONGD catalanas y ecuatorianas, participó en el Programa Alianzas para Bolívar, de promoción del desarrollo local de familias campesinas.

¿El trabajo en Quito cuándo se inició?  ¿Por qué se ha trabajado en el tema de salud, vinculado a derechos sexuales y reproductivos y el tema de violencia de género?

En Quito MMmed empezó en 2015. Se identificó a la Fundación Casa de Refugio Matilde como posible aliado de trabajo y, como aliados estratégicos, a la sala de primera acogida del Hospital Enrique Garcés y la Red de Prevención de la Violencia Intrafamiliar en el sur de Quito, la RAPVIFSUR. Se quería mejorar la capacidad de los profesionales de la salud para atender los casos de violencia y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres del sur de Quito. Viendo la complejidad de la problemática de la Violencia, se identificaron nuevos proyectos centrados en la atención y la prevención de la violencia contra las mujeres.

¿Cómo dirías que ha sido el trabajo en este tiempo con la Fundación Casa de Refugio Matilde?

Todo el equipo, tanto de Mmmed como de la FCRM, estamos aprendiendo muchísimo con estos proyectos. Para MMmed ha sido un área de trabajo bastante nueva, y se ha convertido en un modelo que se ha replicado en otros países. Ahora se están iniciando acciones de género en Mozambique a raíz de la experiencia de Ecuador. La problemática de la violencia en el Ecuador es fuerte, pero también hay mucha experiencia, mucha calidad profesional y compromiso. Para MMmed me consta que está siendo una oportunidad muy interesante y enriquecedora, y entiendo que a la inversa también.

Entonces, han trabajado en el tema de salud, pero ligado al tema de violencia de género.

Sí, el objetivo ha sido fortalecer a la Fundación y al sistema de salud del sur de Quito, en la atención misma de los casos de violencia. Digamos que esas son las dos grandes áreas que tiene el trabajo de MMmed en Quito: derechos sexuales y reproductivos y violencia de género.

¿Y en cuanto a la violencia de género, en qué aspecto se han enfocado los proyectos?

En la prevención y en mejorar la atención a las víctimas. Es decir, en superar patrones que reproducen violencia, trabajando con adolescentes en procesos educativos y de comunicación. Por otro lado, mejorar los servicios que ofrecen el sistema de salud y el resto de instituciones que trabajan en violencia en el sur de Quito, como la Red contra la Violencia Intrafamiliar (Rap Vif Sur). Se trata de mejorar las capacidades de los profesionales, los mecanismos de coordinación y los instrumentos de derivación de casos entre las instituciones, para que la atención sea más integral y que las mujeres víctimas de violencia no pasen de institución en institución, y se sientan mejor atendidas.

Entonces, puedes decir que en cierta medida se ha encontrado un nicho de trabajo. ¿Se siguen encontrando muchos más espacios en donde trabajar y temas para abordar?

Sí. Tiras de un hilo y te aparecen un montón de necesidades más. La complejidad de la violencia conlleva que no puedas ir rápido, para profundizar tienes que atender todo lo que va surgiendo. Por ejemplo, de repente vimos que no hay datos específicos sobre Violencia y de ahí salió la necesidad de una investigación que hemos incorporado este año. Lo que siempre cuidamos mucho es que queden capacidades instaladas en las instituciones públicas y privadas para que puedan garantizar una atención de calidad a futuro, sin necesidad de la cooperación internacional.

¿Eso es lo que se busca, un proceso que no genere dependencia sino autonomía en las instituciones?

Exactamente. Incluso, en los procesos de comunicación, no hacemos directamente los materiales, sino que hacemos procesos de reflexión conjunta, por ejemplo sobre qué material es más necesario publicar para que luego tenga un mayor impacto. No buscamos imprimir un bolso con el logo y punto. Sino que el proceso mismo de crear los materiales sea un proceso de reflexión institucional junto con la población.

¿La idea sería que los actores se apropien y lo incorporen a su trabajo?

Eso es. Todo parte de la sensibilización. Eso es algo que Casa Matilde también defiende: la importancia de cambiar la mentalidad de los profesionales de las instituciones para que realmente esas personas se vuelvan sensibles al tema de la violencia de género y no sólo participen de la actividad fríamente. Cuando se hacen formaciones, por ejemplo, no buscamos solo una transmisión de conocimientos, sino unos espacios vivenciales de reflexión profunda, que en muchos casos suponen superar bloqueos personales.

Ahora coordinas el proyecto “Por una vida libre de violencia en el Sur de Quito”. ¿Cuáles son las líneas de trabajo y qué se busca?    

Este proyecto es la tercera fase de lo que venimos trabajando en Quito MMmed y la Fundación y tiene tres líneas de trabajo: una de comunicación, otra de formación y sensibilización del personal de salud y las lideresas de los barrios, y otra de investigación.

¿En comunicación cuál es el objetivo principal?

En el primer proyecto empezamos con la sensibilización con jóvenes y así vimos la motivación que tienen en temas comunicacionales. Podemos decir que las dos primeras fases se centraron en que los jóvenes desarrollasen materiales de comunicación. Y en esta tercera fase queremos hacer más énfasis en la difusión de los materiales y, con la experiencia de los dos años anteriores, ayudar a instituciones del sur de Quito a diseñar su propia línea comunicacional y/o de sensibilización. La idea es ayudarles a reflexionar sobre si los materiales están siendo útiles o no, y pensar juntas cómo podemos contribuir a que se haga algún nuevo material con mucho más sentido y pertinencia para las mujeres que sufren violencia.

¿En el tema de formación y sensibilización a profesionales?

Esto ya se abordó en las fases anteriores, con capacitaciones a profesionales de la salud y la educación, tanto de colegios como de centros de salud y del Hospital Enrique Garcés, en temas de violencia, de atención a las víctimas y de garantía de los derechos sexuales y reproductivos. Nos dimos cuenta que hay mucha necesidad de formación y que tiene que ser un proceso constante en la vida del profesional. Vimos que todavía hay mucha debilidad en el conocimiento de la norma técnica de atención emitida por el MSP. También entendemos que es difícil la asistencia a talleres por la falta de tiempo, pero en estos años, se ha contribuido a articular la red de salud y descentralizar los casos que recibe el hospital desde los centros de salud de los barrios. Así surgió la idea de hacer un pequeño comité con personas del hospital y de algunos centros de salud que estén ya más sensibilizadas en la materia, y mejorar la atención en alianza entre ellas. Crear una especie de red donde se apoyen mutuamente y donde se puedan derivar casos de violencia una manera más rápida y efectiva.

¿Cuál sería el objetivo de la formación con las lideresas barriales? 

Un componente que nos habíamos descuidado en otros años es el trabajo con las mujeres directamente en los barrios. Esto surge al detectar que se desconoce realmente qué está pasando en el sur de Quito en cuanto a violencia. A partir de ese desconocimiento hemos querido trabajar directamente con las lideresas para reflexionar con ellas, conocer como ellas viven la violencia en los barrios y fortalecer su capacidad de atención e incidencia.

¿Por esa falta de datos se ha buscado entonces incluir un eje de investigación?

Sí, por eso mismo. Buscamos que nos dé luces, más académicas, sobre qué factores afectan y están afectando en el sur de Quito en cuanto a la violencia de género. Qué dinámicas, qué patrones, qué sistemas sociales están contribuyendo a que se reproduzca el patrón de la violencia. Este año hemos centrado la investigación en las mujeres que sufren doble discriminación: que viven violencia y además están en situación de movilidad humana, mujeres en situación de refugio, mujeres migrantes de europa y de otros países de la región andina.

¿A futuro, qué planes tienen, qué están pensando trabajar o continuar trabajando con el tema de la violencia vinculado a salud en el sur de Quito?

Todos estos años hemos visto que uno de los factores que hace que las mujeres a veces no logren salir del círculo de la violencia es la falta de recursos propios. La dependencia económica del agresor. Estamos identificando una línea de trabajo basada en la sostenibilidad económica de las mujeres, con un nuevo proyecto de formación ocupacional y oportunidad económica para mujeres que están sufriendo violencia. Buscando alianzas con empresas para que ocupen a las mujeres o que la misma Fundación Casa Matilde cree una línea productiva, económica, para que esas mujeres se empleen ahí.  Este sería nuestro gran reto en un futuro próximo.

Entrevista realizada por Lucila Donoso

Periodista – comunicadora, colaboradora de la Fundación Casa Refugio Matilde y medicusmundi mediterrània

La experiencia de Casa Matilde en un libro

 

En noviembre de 1997 publicamos nuestro libro «Un lugar para pensar en mi, en ti y en nosotras», que sistematiza la experiencia de los seis primeros años de experiencia de lo  que en ese tiempo se llamaba solamente la Casa de Refugio para Mujeres y Menores.

En este libro, que ahora llamamos «el libro verde» logramos plasmar la metodología de trabajo en la Casa de Refugio, pero también cómo fueron sus inicios y los resultados e interrogantes del trabajo relacionado con la violencia de género.

El libro está dividido en tres etapas: la primera de conformación de la Casa de Refugio; la segunda de transición y la tercera de fortalecimiento y elaboración. Al final se incluyen aspectos relacionados con el equipo y sus acciones, resultados e interrogantes y conclusiones.

Esta publicación de 270 páginas, como se explica en la introducción «es una parte del compromiso asumido en términos institucionales y personales para contribuir al conocimiento de la violencia y encontrar caminos que nos lleven a mejorar las maneras de intervenir el problema».

Es un libro que, está más alejado de ser una guía metodológica y está más cerca de ser una publicación que invita a la reflexión, que plantea preguntas a partir del trabajo con el tema de violencia y que deja abierta la posibilidad de varias respuestas.

«Exponemos los supuestos sobre los que se fundamentó el trabajo, con el ánimo de generar crítica y reflexión, distanciándonos de la repetición dogmática, que cierra la posibilidad de búsqueda y de diálogo». (pág 20)

«Hemos tenido mucho cuidado en no ideologizar los aportes ni las reflexiones que hacemos acerca del problema. Hemos evitado, asimismo, teorizar por teorizar, buscando, más bien, rescatar la práctica cotidiana y, a partir de ella, extraer ciertas conclusiones». (pág 22)

En la primera parte se trata de la Conformación entre 1990 y 1992 del servicio de albergue, la constitución del equipo inicial y su dinámica, la formulación de la primera propuesta metodológica de intervención en el problema de la violencia y la experiencia con las mujeres atendidas en esa etapa.

La segunda etapa, entre 1992 y 1994, que se denomina de Transición, se caracterizó por muchos cambios. Se revisó la propuesta metodológica, se hizo hincapié en el movimiento y la dinámica interna del equipo, se plantean interrogantes conceptuales y prácticos sobre la Casa de Refugio.

En la tercera etapa (1194-1996) es la llamada de Fortalecimiento y Elaboración es el período en que se trabaja con un equipo consolidado y decidido a encontrar respuestas surgidas en la práctica. Se incorporaron nuevos elementos y se amplió la visión sobre la violencia en la relación de pareja.

Entre las conclusiones se destaca: «una parte importante de nuestra metodología fue mantener una permanente revisión de la propuesta de intervención e incluir en esta dinámica criterios de flexibilidad, respeto y tolerancia entre nosotras y con las usuarias» (p. 230).

En cuanto al trabajo en equipo se afirma: «nos parece fundamental concederse tiempo para analizar las experiencias de la práctica en su inicio y durante su desarrollo, independientemente del tipo de servicio que se ofrezca: albergue, consulta externa, orientación individual o de grupos» (p. 232).

El libro ahora ya no está disponible para la venta, pero sigue siendo un referente en el tema del tratamiento de la violencia de género, de la experiencia de albergue de mujeres. También es uno de los pilares a partir del cual seguimos en constante búsqueda y mejora de la metodología de trabajo en la actual Fundación Casa de Refugio Matilde.

Las autoras fueron: Rosario Gómez Santos, Anna Cristina Ruiz Morales y Maritza Segura.

La educadora y exministra de Educación, Elsa María Castro escribió sobre este libro:

«Retrospectiva válida de una experiencia. (Este libro) sirve para que en el país se lean y relean sus contenidos porque son las bases de una alternativa que aborda uno de los temas más complejos que enfrenta el país».

29 de septiembre: Natalicio de Matilde Hidalgo Navarro de Procel

Loja, 29 de septiembre de 1889, natalicio de Matilde Hidalgo Navarro de Procel

La Fundación Casa de Refugio Matilde, al recordar el natalicio de Matilde Hidalgo Navarro, rinde homenaje a la mujer cuyo legado, por su vida, su lucha por los derechos de las mujeres y los derechos ciudadanos, se constituyó en la inspiración para poner el nombre de MATILDE a la Fundación Casa de Refugio.

Con el equipo de trabajadoras de la Casa de Refugio para Mujeres y Menores, como se llamó inicialmente este servicio, escogimos el nombre de Matilde Hidalgo Navarro de Procel, porque tuvimos la oportunidad de leer su biografía, de conocer su perseverancia y tenacidad por lograr sus propósitos, su defensa y ejercicio permanente de sus derechos a la educación ( fue la primera bachiller y primera médica de Ecuador) derecho a la participación política ( primera mujer que sufragó en América Latina, primera concejala y diputada), derecho ejercer la academia ( profesora en facultades de medicina y enfermería) .

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Matilde Hidalgo de Procel, pionera en la lucha por los derechos de las mujeres en Ecuador y América Latina.

Es una buena oportunidad para felicitar y agradecer a la periodista Jenny Estrada, biógrafa de Matilde, quien personalmente compartió con nosotras, anécdotas de su relación con la Dra. Hidalgo de Procel, en el acto solemne que organizamos en Quito, el 24 de junio del año 2000, cuando se formalizó el nombre de Fundación Casa de Refugio Matilde.

Nos inspiró su admiración y práctica en su vida cotidiana y los avances logrados por la revolución alfarista. Por ello la Fundación Casa de Refugio se define como una Organización No gubernamental con enfoque laico para el desarrollo del trabajo que realiza desde hace 27 años por el derecho a una vida libre de violencia de género para todas y todos.

Matilde Hidalgo Navarro de Procel, es nuestra mentora, porque constituye un ejemplo para todas las mujeres, cuando, al responder a la discriminación y la violencia de esta sociedad patriarcal y machista, necesitamos fortaleza y perseverancia como lo hizo Ella, hace 128 años, en la ciudad de Loja y luego en diversas ciudades del país, donde le tocó vivir y defender sus derechos.

Nos llaman “LasMatildes”, con mucho orgullo y compromiso para hacer honor a nuestra mentora y esperamos que su vida y legado inspire a muchas/os más.

Hoy a propósito de la conmemoración de los 128 años de su nacimiento queremos compartir un extracto de su poema:

Matilde Hidalgo de Procel:

Nació en la ciudad de Loja el 29 de septiembre de 1889

Primera bachiller de Loja y del país; primera licenciada en medicina por la Universidad del Azuay; primera médica del Ecuador por la Universidad de Quito; primera sufragista del Ecuador y de América Latina; primera mujer vicepresidenta de un consejo cantonal; primera mujer jefe político; primera diputada electa en comicios populares. Maestra, política, profesional, funcionaria pública, esposa, madre y ciudadana ejemplar.

*Citas. Una Mujer total. Matilde Hidalgo de Procel, biografía y poemario, Jenny Estrada, La Cemento Nacional C A; Quinta edición, 1997

*Pie de foto: creación de la Fundación Casa de refugio matle, 24 de junio de 2000, Jenny Estrada y Rosario Gómez Santos, fundadora de la Fundación, con una foto de Matilde Hidalgo.

*Conozcan más sobre esta extraordinaria mujer viendo «Matilde», producción de Cesar Carminiani: http://youtu.be/pVuLPpmRYoo