Iván Zahínos, director de relaciones internacionales de Medicus Mundi Mediterránea con sede en Barcelona – España, visitó Quito el pasado mes de agosto, con el objetivo de realizar un seguimiento de la relación que mantiene la organización con la Fundación Casa de Refugio Matilde y establecer los objetivos a futuro.
En el 2015 Medicus Mundi Mediterrànea inició la relación con la Fundación Casa de Refugio Matilde. En estos cuatro años, como cuenta Iván, el trabajo se ha centrado en fortalecer el funcionamiento del albergue para mujeres víctimas de violencia de la Fundación, en prevención e investigación y también apoyar la labor que realizan en red con otras organizaciones a través de la Red Rap Vif Sur (Red de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar en el Sur de Quito). “Nuestro objetivo es intentar que esa articulación entre los actores sea lo mejor posible, y que cualquier mujer que venga de una situación de violencia, sienta que tiene una atención integral, porque la Fundación ha liderado, de alguna forma, esa coordinación de la red de entidades del sur”, expresó.
En esta entrevista, Iván nos explica que su objetivo a futuro es apoyar a que las mujeres que egresan del albergue logren salir del ciclo de la violencia al contar con autonomía económica y también abrir una línea de incidencia política junto con otras organizaciones para presionar por un apoyo más permanente del estado ecuatoriano. En ese sentido expresó su preocupación por el contexto “complicado” de las políticas públicas del país.
Además, nos explica ejemplos en lo que la labor de la Fundación Casa Matilde sirve como “una escuela” para aprender experiencias exitosas y luego replicarlas en otros países donde Medicus Mundi trabaja como en Bolivia y Bosnia Herzegovina o Mozambique.
¿Cuál es el objetivo de la visita en este año?
Por motivos operativos y cuestiones de más largo plazo, más estratégicas. Por un lado, hacer el seguimiento de las intervenciones de los proyectos que tenemos en marcha, que están funcionando bien. El segundo era valorar con las compañeras de la Fundación, qué estructura queremos darle a la relación que tenemos. Y el tercer objetivo es siempre la visión más a largo plazo. Nosotros nos hemos centrado mucho en unas líneas que eran el apoyo a la Casa de Refugio Matilde, al albergue.
¿Cuáles son las líneas de trabajo a futuro luego de apoyar al albergue, la investigación, prevención y fortalecer el trabajo en red en el sur de Quito?
¿Hay que continuar haciendo lo que hemos hecho hasta ahora? Yo creo que sí, porque la necesidad está ahí, pero después de hablar mucho con las compañeras, un poco después de la experiencia, vemos que hay dos líneas que son el futuro de las estrategias que queremos llevar a cabo.
Una, es que estamos empezando a poner el pie en todo lo que es la formación ocupacional y medios de vida y creación de oportunidades laborales para las mujeres que ingresan a la Casa, para cuando salen. Y bueno eso está empezando a consolidarse, pero ahí hay muchísimo trabajo que hacer, y eso lo vemos básico.
¿Por qué trabajar en ese sentido, apoyar en el momento del egreso de las mujeres del albergue?
Nuestra especialidad es el tema de la salud, pero tenemos también un abordaje muy amplio al tema de la salud desde los determinantes sociales. Da igual el tema en que trabajemos, pero siempre es intentar que el impacto que tengamos siempre sea el más sostenible posible. Entonces lo que vemos y nos transmiten dentro de la Casa Matilde, es que el tema de la salida de la Casa es donde evidentemente se percibe más el riesgo, de que realmente una mujer no consiga salir del ciclo de violencia, si no tiene autonomía, al final acabe regresando. Con lo cual el impacto y la sostenibilidad de lo que has venido trabajando con esa mujer, puede quedar en entredicho, desafortunadamente para la mujer. Entonces, ya hay todo un trabajo que se está haciendo que evidentemente, se pueden mejorar, que tiene un estándar de calidad muy bueno. Si logramos realmente que la gente que sale de la Casa, salga con oportunidades reales a nivel de independencia económica, pues ahí habremos logrado un impacto más sostenible de calidad, de autonomía para las mujeres. Es complicado, es complejo que entra ya todo el tema del mercado laboral, que no está fácil, pero bueno, vamos a intentar entrar ahí.
¿Y la segunda línea de trabajo a futuro?
La otra, que es algo que no sólo es característico de Ecuador, es algo que vemos en otros países de los que trabajamos en tema de derechos de mujeres y violencia, es el tema de la incidencia política para que realmente las políticas que existen, se conviertan en presupuestos objetivos que apoyen a los servicios, en este caso a atención, pero que esas políticas contemplen presupuestos para trabajar en prevención.
Por lo que vemos aquí en Ecuador la Casa Matilde recibe un 30% de apoyo del Estado en el funcionamiento del albergue. Es poco, porque aparte hay que pelearlo mucho, el dinero no cae con una cierta previsión, hay momentos en los que hay vacíos, cada año es una incertidumbre si va a llegar o no, entonces no permite diseñar estrategias a más largo plazo. En otros países ese 30% ni existe. En este año, cuando las compañeras fueron a Barcelona, vimos que allá las casas públicas están mantenidas al 100% por el Estado. Entonces yo creo que es una diferencia sustancial en la calidad de la atención que se le puede brindar a las mujeres. Que realmente tengan los servicios, tengan un presupuesto adecuado para el servicio que se está brindando, y por supuesto, un presupuesto estable que permita tener un equipo de trabajo estable.
¿Esta incidencia política sería con un trabajo en red, con vinculación con otras organizaciones?
En la red hay gente con diferentes especialidades. Ahora por ejemplo hemos tenido una reunión con SURKUNA que tiene toda una línea más desde el punto de vista del apoyo legal, jurídico que es súper necesario. Pero el denominador común que tenemos son los derechos de las mujeres, nosotros tenemos especialidad más en el tema sanitario, otros en oportunidades educativas, pero evidentemente en la incidencia política, es un tema común. Necesitamos que las políticas no solo se queden en el papel, sino que se transformen en un presupuesto, y eso en Ecuador, bueno hay avances, pero todavía está lejos de ser una norma.
¿Cómo sería esta campaña de incidencia política?
Yo creo que la campaña, las líneas de la incidencia se tienen que diseñar en conjunto con todas las instituciones de aquí. Nosotros nos vamos a sumar a eso, no es que tengamos la varita mágica. Pero creo que intentar diseñar una campaña en la que las instituciones se sientan confortables, cómodas y que toque los elementos comunes, y que tengamos una campaña estable, durante un cierto tiempo de trabajo de lobby a las autoridades públicas. Si logramos el impacto, perfecto, si no logramos, también, pero por qué no hacerlo.
Pero ese es el objetivo, que cualquier proyecto que hagamos, sea más grande o más pequeño, tenga esa línea de incidencia.
Luego de esta visita a Quito ¿cómo has visto el avance de los proyectos?
Yo creo que los proyectos están funcionando bien, los objetivos que se habían marcado se están cumpliendo, es decir, el funcionamiento de la casa, la colaboración y la formación de profesionales sanitarios, el tema de las campañas de sensibilización, el tema de empezar esa línea de capacitación y oportunidades de empleo para mujeres, se están logrando. Sí que me preocupa un poco más el contexto, de lo que vengo escuchando.
¿El contexto en cuanto a políticas públicas?
Si es verdad que a lo largo de las visitas, hubo años en los que sientes que tu proyecto, tiene un empuje que ya no es propio del proyecto, sino del contexto. Es decir, que la sociedad civil, las políticas públicas, etc están ahí en una dirección. Y sientes que te sumas a eso y eso es genial. Pero ahora, la percepción que he tenido, es que estamos otra vez en contra corriente a la tendencia que va el país. Hay menos inversión pública, se están despidiendo funcionarios del estado, servicios que antes estaban en marcha, se están cerrando. Entonces pues sí, eso evidentemente dificulta, es cómo que el esfuerzo que haces, te cuesta el triple, si realmente el país no camina en esa dirección. Y aparte de eso, de la política del país, que hay una cierta crisis en el sector público, es que también hemos tenido contacto con personas que está trabajando en temas de migración y movilidad humana, y hay una doble realidad de una menor capacidad de ofertar servicios, y más demanda, no solo de gente de aquí sino de gente de fuera, que tienen una problemática aparte, súper difícil de movilidad humana con la población colombiana y venezolana. Entonces sí que el contexto que he visto, pues está complicado.
A diferencia de otros años…
Si, otros años Ecuador seguía como subiendo en crecimiento, también la gente tenía una sensación de dignidad de que el país va para arriba y más optimismo. Ahora en todas las reuniones que hemos ido, la gente anda un poco más quejándose, más pesimista y más realista al mismo tiempo.
Comentabas que el trabajo de la Fundación Casa Matilde ha servido como modelo para otras iniciativas en países ¿nos puedes dar un ejemplo?
Nosotros trabajamos en diferentes países, en temas de derechos de mujer, pero Ecuador es un poco la escuela. Muchas de las ideas que sacamos, y que intercambiamos, como la del trabajo en red, vienen de acá. Por ejemplo, cuando se diseñó aquí el mapeo georeferenciado de todas las instituciones que trabajan en temas de atención, prevención, que son parte de la red y tuvo un éxito. Pues eso yo lo tomé como algo de referencia, y lo hemos introducido en proyectos en Mozambique que se van a empezar a hacer ahora. Porque es un punto importantísimo, las instituciones, más o menos se conocen todas, van a las reuniones, pero no tienen muy claro que hace cada una, ni dónde están, ni qué servicios tienen. Y no te digo los funcionarios públicos, vienen casos que dicen, ¿qué hago con esta mujer, a dónde la envío? También con el Centro de Atención Integral de la Casa de Refugio Matilde. En Bosnia nosotros trabajamos con una fundación local muy potente, y trabaja en una red de casas de acogida. Pero en toda la ciudad, en la capital en Sarajevo, no existía ningún centro de atención integral. Entonces, a partir un poco del modelo y adaptándolo, formulamos la idea de abrir ese primer centro de atención, que se inaugura en septiembre. Entonces si es verdad que el modelo de atención y funcionamiento que tiene la Fundación Casa Matilde y el trabajo en red que hacen, nos da muchas ideas. Y eso lo intentamos maximizar con los esfuerzos que hacemos entre las delegaciones de los países en los que nosotros trabajamos.
La Fundación Casa de Refugio Matilde desde sus inicios incorporó a los hombres en el trabajo contra la violencia a la mujer. En uno de los proyectos que están en marcha se está trabajando en el tema de nuevas masculinidades, ¿por qué tienen este interés en trabajar en ese aspecto?
Yo siempre creo que el interés sale de las demandas y comentarios que hace la gente que está en el terreno. La idea de que estamos trabajando una problemática social que afecta directamente a la mujer en todos sus aspectos, desde un punto de vista muy integral. Nosotros entramos por la salud y luego nos dimos cuenta que esto no es solo salud, hay un componente social, económico, legal. Ahora las instituciones que están trabajando en este tipo de movimientos de la sociedad civil, lo que se están dando cuenta, es que para la transformación real, hay que incorporar también la visión del hombre, ese rearmar de las masculinidades. Y ahí fue que empezamos a plantearnos el trabajar no solo con grupos de hombres este tema sino también con grupos de mujeres.
Nos están haciendo esta demanda de incorporar el tema de masculinidades también en Bolivia, Mozambique, en Bosnia. Entonces la idea es un poco a partir de la experiencia aquí, llevarla allá, adaptarla al contexto, pero continuar expandiendo este trabajo.
Entrevista y fotos: Lucila Donoso